El mundo evoluciona rápidamente, con nuevos avances tecnológicos que progresan más rápido que nunca. Internet ha desempeñado un papel crucial en la evolución tecnológica, y con Web3 podríamos estar asistiendo al nacimiento de una nueva era. Web3 es un término utilizado para caracterizar la próxima generación de Internet, construida sobre una infraestructura descentralizada que pertenece y es controlada por quienes la utilizan. Web3 se basa en la tecnología blockchain y puede desempeñar un papel importante en el sector de la inversión y el comercio, al proporcionar un mayor nivel de transparencia y eficiencia en las transacciones.
Tradicionalmente, el sector de la inversión ha funcionado con una estructura centralizada, en la que intermediarios financieros como brokers y bancos desempeñaban un papel esencial a la hora de facilitar las transacciones entre compradores y vendedores. Con el desarrollo de la tecnología Web3, estos intermediarios ya no son necesarios. El sistema descentralizado verifica las transacciones a través de una red de proveedores Web3 llamados nodos, eliminando la posibilidad de manipulación por una sola entidad.
Hay varias formas de aprovechar el crecimiento de Web3 y sus implicaciones para la industria. Las criptomonedas son la columna vertebral de Web3, ya que proporcionan un medio de intercambio que no está bajo el control de una autoridad central. Las criptomonedas también ofrecen a los inversores una forma de invertir y aprovechar el crecimiento de Web3. Muchas aplicaciones basadas en Web3 se construyen sobre redes blockchain y se financian a través de Ofertas Iniciales de Monedas (ICO), que los inversores pueden comprar para beneficiarse del crecimiento del proyecto. El siguiente gráfico muestra el crecimiento de las criptomonedas en los últimos años: el Bitcoin ha generado un rendimiento del 10.943,33% en los últimos siete años, mientras que el S&P 500 ha obtenido un mísero 103,31% en el mismo periodo, lo que pone de manifiesto la creciente popularidad de estas inversiones alternativas.
En el sector de las criptomonedas, las finanzas descentralizadas (DeFi) permiten a los inversores prestar, pedir prestado y comerciar con criptomonedas sin necesidad de un intermediario tradicional. DeFi alude a un conjunto de aplicaciones financieras construidas sobre redes de cadenas de bloques (blockchain) cuyo objetivo es ofrecer servicios financieros sin permisos a los usuarios. Esto ha creado un sistema financiero inclusivo accesible a inversores que antes estaban excluidos o no tenían acceso a los servicios financieros tradicionales. En 2020, el valor total bloqueado en proyectos financieros descentralizados se elevó a unos $21.000 millones.
Esta democratización de la inversión elimina las barreras de entrada y proporciona un mayor acceso a los servicios financieros. Por ejemplo, las bolsas descentralizadas (DEX) permiten a las personas con una conexión estable a Internet negociar criptomonedas sin necesidad de una cuenta bancaria o una empresa de corretaje. Estas bolsas ofrecen mayor seguridad y transparencia, lo que dificulta cada vez más la manipulación del mercado.
Otro componente fundamental de Web3 son los contratos inteligentes. Se trata de contratos autoejecutables en los que las partes implicadas escriben los términos y condiciones del acuerdo directamente en código. Estos contratos se ejecutan en redes blockchain y operan con arreglo a condiciones y reglas predefinidas. Una vez que se cumplen las condiciones del contrato inteligente, el contrato se ejecutará automáticamente y se procesará la transacción acordada, garantizando una transacción sin confianza. Dado que las condiciones del contrato están escritas en código, no hay necesidad de un intermediario financiero, lo que reduce el coste de la transacción. La ejecución automática garantiza una mayor eficacia y rapidez en el procesamiento de la transacción, mientras que la red descentralizada proporciona una mayor seguridad y transparencia a las partes implicadas.
Un ejemplo de las implicaciones de la tecnología Web3 en el sector de la inversión puede demostrarse perfectamente con la aparición de las fichas no fungibles (NFT). Estos activos digitales únicos, como una obra de arte, representan la propiedad de un activo concreto. Dado que se crean en una cadena de bloques, los NFT proporcionan un registro de propiedad transparente y a prueba de manipulaciones. A los inversores interesados en invertir en activos raros y coleccionables que hasta ahora sólo estaban al alcance de unos pocos individuos se les presentan ahora oportunidades de inversión nuevas y alternativas. Según Statista, se espera que el número de usuarios en el segmento de las NFT alcance los 19,31 millones en 2027, lo que muestra un rápido crecimiento desde su creación en 2014. El siguiente gráfico muestra el crecimiento previsto de los ingresos de este segmento en el futuro.
Aunque la tecnología Web3 presenta muchas oportunidades para el sector de la inversión, también entraña varios riesgos. Las criptodivisas son increíblemente volátiles y fluctúan con rapidez, lo que genera riesgo e incertidumbre para los inversores potenciales. En segundo lugar, los riesgos de seguridad son reales, a pesar de que la red blockchain es segura. Los hackeos y los ciberataques podrían provocar la pérdida de activos. Por último, dado que el entorno normativo de la tecnología Web3 aún está evolucionando, hay poca claridad sobre cómo se aplicará la normativa vigente a las transacciones y a las plataformas Web3.
El impacto y el desarrollo de Web3 en el sector de la inversión y el comercio están aún en sus primeras fases, lo que deja una inmensa oportunidad para el crecimiento y la innovación. Aunque existen riesgos, las ventajas de los sistemas descentralizados podrían conducir a una adopción más amplia de las tecnologías Web3 y a un cambio hacia un panorama de inversión y negociación más eficiente y transparente.